En la falda de la sierra de Ujué, en medio del paisaje estepario, destaca un humedal de 216 hectáreas repleto de aves. La laguna de Pitillas es un espacio ideal para avetoros, aguiluchos, bigotudos, ansarones o garzas, que encuentran refugio y alimento en el agua libre, la vegetación del carrizal y en sus alrededores.
Su origen es natural, pero a lo largo de los siglos ha sido modificada por la acción humana. En los años sesenta la laguna de Pitillas fue desecada para dedicar las tierras al cultivo, pero la extremada sequedad de la zona y la salinidad del terreno propiciaron que, desde 1976, dejasen que siguiese su evolución natural. Su alto valor ecológico ha hecho que sea declarada también Reserva Natural (1987), Zona de Especial Protección para las Aves (1991) y Humedal de Importancia Internacional (1996).